31.1.08

Papel I

Pasado el mediodía, al levantarse de unas mesitas de piedra al aire libre, el tiempo apremiante fue víctima del primer deseo compulsivo de compar papel. Desde entonces adquirí el hábito, o posiblemente el vicio. Mesas, anaqueles, gavetas, libreros llenos son la prueba. De las más diversas formas, texturas y colores, el papel toma posesión de mi casa, de mi vida.

Tristemente (dichosamente) mi piedad por los árboles no es más alta que mi amor por el papel.

19.1.08

Dejar la piedra

La velocidad a la que Sísifo empuja su piedra no es constante, aveces, me parece, requiere cafeina.
Delegando lo que se puede; lo que no, va con la piedra, y probablemente haga más peso.
La energía tiene masa nos recita una famosa ecuación.